domingo, 19 de diciembre de 2010

La herramienta decisiva de nuestra motivación


Es interesante conocer las herramientas de motivación que podemos utilizar. Pero debemos hacerlo desde la perspectiva del entorno social, económico, científico, tecnológico, humano y global que implica la la Sociedad de la Información y el Conocimiento  que necesitamos, más allá de la que tenemos o en la que estamos. 
En el sentido de lo que necesitamos, desde el punto de vista de la motivación, conviene distinguir entre lo que son las herramientas externas, que nos vienen de fuera y las herramientas internas que dependen de nosotros mismos.
Desde una perspectiva externa, puramente práctica, para fortalecer y dirigir nuestra motivación dentro de la Sociedad de la Información y el Conocimiento en la que estamos, seamos directivos o empleados, podemos utilizar, esquemática y conceptualmente, cuatro herramientas de motivación externas:
Motivación externa
Responsabilidades: Ni más allá, ni más acá de las aptitudes; Asunción de riesgos, experimentación; Desarrollo de tareas
RecompensasSignificativas; Equitativas; Fortalecedoras de comportamientos productivos
Razones: Estrategia competitiva; Resultados; Valores organizativos; Significación social; Realimentación individual
Relaciones: Jefes; Compañeros; Subordinados; Clientes y ciudadanos; Proveedores
Sin embargo, aunque no se trata de desmerecer aquí las herramientas externas citadas, en mi opinión, desde una perspectiva real y humanamente profunda, desde la perspectiva de la Sociedad de la Información y el Conocimiento que necesitamos, la línea de motivación más sólida está en las herramientas de motivación internas que dependen de nosotros mismos. Son las que se encuadran en el propio autodesarrollo personal como base que justifica nuestra más seria respuesta al porqué y para qué trabajar. Es el autodesarrollo lo que moviliza más a las personas. Es el autodesarrollo lo que motiva más a los más jóvenes. Es el autodesarrollo lo que más se adecua a las tendencias que se apuntan con las exigencias de la Sociedad de la Información y el Conocimiento que necesitamos y a las exigencias de los nuevos modelos de trabajo y desarrollo profesional, basados más en el conocimiento, las comunicaciones y el aprendizaje continuo.
Los nuevos modelos organizativos, exigen actitudes y aptitudes muy distintas de las que se generaron por las grandes burocracias de la sociedad industrial a lo largo de los siglos XIX y, sobre todo, el XX.
Las burocracias empresariales industriales, como explicó Peter Drucker, han entrado en crisis. La interpenetración del conocimiento y las comunicaciones en todos los niveles sociales, nacionales, económicos y productivos. La ruptura de los equilibrios estratégicos entre naciones, estados y países o entre modelos económicos, sociales o ideológicos. La globalización del mundo, la ruptura del predominio del mundo llamado occidental, el surgimiento de los países emergentes, la multipolaridad económica, ideológica, social. Los masivos movimientos migratorios y el fenómeno de la super masificación de las grandes urbes. La generalización de los fenómenos mafiosos y del crimen organizado. Todos estos y otros fenómenos han cambiado, cambiarán y pondrán aún más en crisis valores establecidos por mucho tiempo en las empresas, la sociedad y las fuerzas armadas.
Partir del centro de uno
Los cambios promovidos por la irrupción de la ciencia y la tecnología en la sociedad y de la propia sociedad en la conciencia y los valores de las personas, son los que llevan a la necesidad de repensar los valores y los motivos que nos pueden impulsar a afrontar nuestras responsabilidades con entusiasmo, sentido y significado.
La opción de apostar por el autodesarrollo personal como base de la motivación no puede basarse por más tiempo en términos de aprobar exámenes, ascender en la pirámide de la organización industrial o lograr mayor status o poder. Este modelo no va ser eficaz por más tiempo, por ineficaz y limitado para lo que necesita la Sociedad de la Información y el Conocimiento. En ella, cada vez más, la eficacia requerirá de un conocimiento en cambio constante del uso de tecnologías más adaptadas a las nuevas exigencias. Requerirá de modelos de gestión de las personas y de dirección y autoridad que deberá ser más bien “ganada” y pedagógicamente explicada, que solamente conferida, ante los propios subordinados, y ante los propios ciudadanos. Cada vez se necesitarán profesionales más expertos y conocedores de su oficio y su especialización, más capaces de colaboración y trabajo en equipo y, también, más predispuestos a su propio y continuo autodesarrollo personal, para ser capaces de perfeccionar sus habilidades, conocimientos y actitudes y promover y mantenerse preparados para el cambio continuo.
Sin embargo, todavía son pocas las empresas, pocas las agencias gubernamentales y organizaciones verdaderamente preocupadas por el desarrollo de las personas en sus trabajos. Aún hay más. aunque algunas organizaciones y directivos se lo planteen, el reto no deja de ser personal, una necesidad de auto-definición personal, de íntima decisión y de profunda auto-disciplina personal. No son las instituciones las que nos van a motivar. Por su propia lógica interna se mueven lenta y burocráticamente. No se adaptan suficientemente ni a las necesidades de las personas, ni a los cambios sociales o las exigencias que plantea esta nueva Sociedad de la Información y el Conocimiento. Somos nosotros los que tenemos que motivarnos, los que tenemos que encontrar los valores que nos impulsen a la acción y al trabajo con sentido y con significado. A lo sumo podemos aspirar a que se vayan creando –en la medida que dependan de nosotros- contextos organizativos que faciliten las cosas, contextos que cuenten más con las personas, que faciliten, mediante un liderazgo positivo, nuestra motivación y la de nuestros colegas.
Las instituciones acordes a la nueva sociedad, se tienen que repensar. Pero, sin duda, somos nosotros los que nos tenemos que repensar de cara a la nueva Sociedad, no podemos quedarnos como estatuas de sal  que miran a un pasado que no va a volver. Nada impide que imaginemos nuestro propio auto-desarrollo. Es una decisión personal. Nada impide que hagamos un acto de fe en el futuro y que planifiquemos nuestra vida de forma positivamente productiva.
Construir mi Visión
¿Cuáles son mis metas y la visión de mi propio desarrollo? 
Teniendo en cuenta lo que está ocurriendo en mi empresa, en mi institución, en la sociedad, en mi vida personal. ¿Qué valores, definidos conscientemente por mí mismo, son los que me van a impulsar y a motivar ahora y en el futuro en esta etapa de mi vida? ¿Qué debo hacer para lograrlos? ¿Cuál es mi íntimo ideal de plenitud estética, moral, cultural y espiritual? ¿Cómo concibo mi propia integridad, la fidelidad a mis compromisos, mi respuesta a las nuevas exigencias que plantea la Sociedad de la Información y el Conocimiento para España, para Europa y para un mundo globalizado y pacífico?
Es imprudente invertir toda la esperanza en dineropoder o status. Nadie puede predecir el futuro ni de nuestras organizaciones. No lo podíamos predecir ni cuando estudiábamos la enseñanza obligatoria o nos preparábamos para nuestra carrera profesional. Tampoco ahora podemos predecir casi nada para nuestro acelerado futuro, ni el de nuestros hijos.
Sin embargo, lo que sí podemos hacer es imaginar los conocimientos, habilidades, aptitudes y actitudes que queremos adquirir y desarrollar. Sí podemos imaginar la vida que queremos llevar para la próxima etapa de nuestra vida y planificar mínimamente para crearla. Si no lo hacemos por nosotros y por nuestros hijos ¿Quién lo hará?
Cada una de nuestras vidas son un proyecto. Éste bien puede producirse sin que nos enteremos, ni nos demos cuenta o bien podemos intentar planificarlo relativamente para que sea significativo y tenga sentido conforme a los valores que nos hayamos definido nosotros mismos.
Por añadidura, de esta manera, además de motivarnos y darnos sentido a nosotros mismos, independientemente de lo que ocurra fuera de nosotros, paradójicamente, esta vía será la que mejorará nuestras empresas, nuestras organizaciones y nuestra sociedad.

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