Decía Viktor Frankl: “Todos tenemos nuestro propio campo de concentración interior… Debemos sobrellevarlo con paciencia y capacidad de perdón, como seres humanos completos, aceptando lo que somos ahora y en lo que nos convertiremos”. Si buscamos sentido y significado a lo que hacemos, a aquello en lo que trabajamos, o cómo vivimos, podemos superar nuestra limitada perspectiva y encontrar la llave que abra la puerta de la propia motivación, desde dentro de nosotros. Cada uno, independientemente de lo que ocurra en nuestro entorno, en nuestra empresa, en las instituciones y organizaciones en las que habitamos, podemos encontrar sentido, significado y valores que impulsen nuestra motivación y el porqué y para qué trabajamos y vivimos.
Siete principios nos pueden ayudar en esta búsqueda:
1. Principio de la libertad de elegir una actitud positiva.
Elegir una actitud positiva |
Para ello tenemos que:
- Desarrollar una actitud positiva,
- Visualizar posibilidades y
- Mantener pasión por la acción
2. Principio de comprometernos con nuestros propios valores.
Compromiso con... ¿Qué valores? |
Tenemos que decidir encontrar conscientemente los valores humanos profundos que nos motivan a cada uno, los que nos son realmente significativos y por los que nos merece la pena luchar dar un sentido y una motivación a nuestro trabajo.
3. Principio del sentido de Misión y Propósito.
¿Cuál es mi misión? |
Pero también podemos optar por determinar escoger un trabajo y un modo de vida que tenga auténtico significado para nosotros. Saber porqué hacemos las cosas es esencial para promover nuestra propia motivación.
Ver el trabajo como algo que hemos de construir en la vida y no como un “medio de vida”, será la mejor vía de motivación.
4. Principio de la "paradoja de la intención".
Paradoja del exceso de intención |
Si nos centramos más en los resultados que en el proceso de obtenerlos, podemos perjudicar las relaciones y caer en el peligro de la “paradoja de la intención”. Centrarnos más en el resultado, que en el proceso de conseguirlo nos perjudica a nosotros y a los demás. Necesitamos cuidar las relaciones en el trabajo y en la vida, cuidar la confianza, el sentido tanto de lo que hacemos nosotros, como de lo que hacen los demás. No debemos olvidar que la “hiper-intención” y la “hiper-reflexión” torpedean el progreso, al dejar de lado el sentido y los valores que son los verdaderos impulsores de nuestra motivación.
5. Principio del autodistanciamiento.
Tomar distancia de lo inmediato |
El autodistanciamiento nos permite observar la realidad, orientándonos a la acción, de un modo más consciente de lo que queremos y de cómo lo queremos y nos proporciona perspectiva, conexión, aprendizaje y conocimiento.
6. Principio de cambiar nuestro centro de atención.
Para enfrentarnos a situaciones habituales o difíciles, si nos encerramos en la negatividad perderemos la capacidad de ver lo positivo de las cosas. No conviene obsesionarse con los problemas y las dificultades, porque eso nos encierra en lo negativo. Si en nuestro trabajo pensamos en positivo, por un lado, nos sentiremos mejor y por otro, trabajaremos mejor.
En los momentos de frustración o decepción, practiquemos la “distracción creativa”, miremos a otra cosa, rompamos con la obsesión y abrámonos a la acción constructiva y seremos más generosos con nosotros mismos y con los demás.
Si con nuestra imaginación, somos capaces de ver el mundo desde el espacio, en toda su amplitud, lo que lograremos es que los árboles de nuestro bosque, no limiten nuestro mundo y, desde la perspectiva, recuperaremos el centro de nuestro sentido y la motivación de lo que hacemos. Ello nos situará en el camino de la mejor solución posible.
Ante la frustración, "distracción creativa" |
Si con nuestra imaginación, somos capaces de ver el mundo desde el espacio, en toda su amplitud, lo que lograremos es que los árboles de nuestro bosque, no limiten nuestro mundo y, desde la perspectiva, recuperaremos el centro de nuestro sentido y la motivación de lo que hacemos. Ello nos situará en el camino de la mejor solución posible.
1.7. Principio de la autotrascendencia.
Cuando trabajamos para el bien ajeno, nuestros valores, el sentido de lo que hacemos, nuestra propia motivación adquieren una significación todavía mayor.
Si hacemos las cosas por una razón más elevada que la de satisfacer nuestras exclusivas necesidades materiales o psicológicas o nuestras obsesiones de dinero, poder o placer, podemos llegar a encontrar el posible “sentido último” de cada uno.
Si, conscientes de nosotros mismos, tratamos de superar nuestro propio límite, podemos conectar con algo más elevado, algo que vaya más allá de uno mismo, que nos conecte con el bien colectivo, el espíritu, el cosmos, el amor o una Conciencia Superior, no importa el nombre que cada uno le de.
Eso nos conectará con un profundo sentido que transformará nuestra vida, cuanto que dejaremos de ser prisioneros de nuestros repetitivos y obsesivos pensamientos.
Ir más allá de lo aparente, aunque nos sea desconocido |
Si, conscientes de nosotros mismos, tratamos de superar nuestro propio límite, podemos conectar con algo más elevado, algo que vaya más allá de uno mismo, que nos conecte con el bien colectivo, el espíritu, el cosmos, el amor o una Conciencia Superior, no importa el nombre que cada uno le de.
Eso nos conectará con un profundo sentido que transformará nuestra vida, cuanto que dejaremos de ser prisioneros de nuestros repetitivos y obsesivos pensamientos.